miércoles, 11 de noviembre de 2009

un'altra volta Rafaelle...

Un funambulo
pretende che mi ripieghi
nella valigia.
Ma il mio corpo è di ghiaccio
dopo le parole
che nulla, nulla
ha concesso il doganiere.
Non la vista solenne
degli asini,
non l'eucalipto,l'arancio
al limite del giardino.
Chi crederà
che questo corpo fatto
tutt'uno col legno
non ha più volia
di ricordare
la silenziosa frescura
della sera?



Partir es regresar, lo propio y lo ajeno intercambian sus lugares, sólo podemos llevarnos lo que hicimos nuestro, lo que tatuó para siempre nuestro espíritu con el sello de lo inolvidable.QUizás por ello, cuando Rafaelle Nigro afirma que "nada concede el aduanero", tenga razón.Se buscan santuarios ocultos en sonidos, gestos, sensaciones, incluso en palabras.Y el aduanero inquieto rebusca en los equipajes los rescoldos del tiempo vivido, los aromas de la vida en los rincones que fuimos.Atravesar la frontera de lo visible y lo invisible, lo deseado y lo vivido, del recuerdo y la ensoñación para alcanzar algo tan complicado y difícil de tocar como  la magia.Paisaje y presencia, memoria filtrada a  través de la tenue luz de las persianas de otros ojos ,de otras bocas, d eotros gestos,de otros...Tardes de sol y de lluvia, cafés al alba o a media tarde, aromas dulces o frescos, dependiendo dle cuerpo,colores de vida y esperanza,gestos ,contenidos y desbocados, lejanos,temerosos, expectantes,miedosos,cobardes,imbéciles,no sinceros...gestos ,solo eso.
Y al final un "doganiere" que nada concede.

Vale por un café.

       M.J.Prieto Manfredi

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