martes, 24 de noviembre de 2009

Hoy

Hoy coincidí con  un amigo de mi padre que conocí cuando tenía unos 5años y que he visto solo en momentos puntuales y bastantes separados en el eje cronológico de mi  vida. Pero cada ocasión en la que nos hemos tropezado siempre me ha transmitido la misma sensación, me encanta escucharlo. Es escritor, escultor, fotógrafo, pintor,filósofo y para ganarse la vida trabaja como albañil.

Siempre que me ve me cuenta anecdotas vividas con mi padre: de su infancia,de su alocada adolescencia, de su edad adulta, de su muerte.Y bueno, no puede evitar emocinarse cada vez que me habla de ello y también por el parecido que guardo con él. Me conmueve oirlo casi siempre;pero esta mañana , hablamos de inquietudes, de libros, de las fugas que cada día hacemos de nuestra realidad...Y dijo algo tan maravilloso, tan  cierto ...: "Escribo porque haciendolo soy libre.Puedo ser aquello que deseo, lo que quiera: un pájaro, una mujer, niño de nuevo, ser de otro país, raza, de otra época, incluso del futuro...se pueden solucionar problemas que no tienen solución, crear conflictos internacionales y q venza la paz...es el verdadero secreto d ela inmortalidad, la verdadera máquina dle tiempo..."creo que el café se me enfrió, pero tampoco sabría decirtelo con exactitud...reaccioné de un modo autómata.ME quedé sin palabras y solo deseaba que no se tuviera q ir. Pero se fue y me quede con mi café insípido sin temperatura y con la mirada perdda, fria, impactada...suele pasar cuando te tropiezas con pensamientos de otros que tb son tuyos...


Y no sé el motivo, pero he pensado automáticamente en uno de mis poemas favoritos:


Romance de la luna, luna




La luna vino a la fragua

con su polizón de nardos.

El niño la mira, mira.

El niño la está mirando.

En el aire conmovido

mueve la luna sus brazos

y enseña, lúbrica y pura,

sus senos de duro estaño.

Huye luna, luna, luna.

Si vinieran los gitanos,

harían con tu corazón

collares y anillos blancos.

Niño, déjame que baile.

Cuando vengan los gitanos,

te encontrarán sobre el yunque

con los ojillos cerrados.

Huye, luna, luna, luna,

que ya siento los caballos.

Niño, déjame, no pises

mi blancor almidonado



El jinete se acercaba

tocando el tambor del llano.

Dentro de la fragua el niño

tiene los ojos cerrados.


Por el olivar venían,

bronce y sueño, los gitanos.

Las cabezas levantadas

y los ojos entornados.


¡Cómo canta la zumaya,

ay, cómo canta en el árbol!

Por el cielo va la luna

con un niño de la mano.


Dentro de la fragua lloran,

dando gritos, los gitanos.

El aire la vela, vela.

El aire la está velando.

F.G.L
 
 
 
 
   Y me fui de camino a casa emocionada y con ganas de volver a coincidir con José Fuentes

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