jueves, 28 de julio de 2011

jodido viento

"Y se dio cuenta de que la vida no era eso, la vida es caer y levantarse, y volverse a caer y volver a levantarse; la vida es alegrarte los viernes y joderte los lunes, y abrazarte a quien te abrace y a quien no te abrace pues no te abrazas y punto, y no pasa nada. "

Pensaba usar el plural mayestático, pero crecer es dejarlo atrás.

SuelO pensar demasiado mientras observo la margarita y me hago las mismas preguntas que hace siglos, las mismas.No hay nada nuevo. Nada. Sigo atormentándome por querer ser especial y el intento diario para conseguirlo solo me hace menos feliz. Al final no es querer ser si no querer morir habiendo sido...

Y en mitad de la vida que vivo, que se parece a lo que elegí, pero llena de sombras y de vacíos, me sumerjo en lo que tengo; un ritmo frenético de trabajo, preocupaciones absurdas y sexo. Cariño, confianza,romanticismo... qué es eso? . Cosas que, sinceramente, mientras siga anestesiada no extraño, solo a ratos, pero que sé llegaré a notar que me faltan y entonces , es muy probable que empiece de nuevo.

sábado, 9 de julio de 2011

soy feliz

Y en esas dos palabras se encierra tanto que no sé por dónde empezar. Entre otras cosas, porque no es mi estado natural ni sé manejarlo. Pero que lo estoy disfrutando lo saben hasta las piedras.
Estoy arriba de la montaña rusa y me da miedo la caída. Pero no quiero pensarla ni que me pueda el miedo.
Tan bien me encuentro que el peligroso vértigo que me bloquea cuando cruzo puentes con el coche parece milagrosamente atenuado. El jevi apenas puede creerlo.
Pero disfruto y me bebo la vida a mordiscos. No hago nada especial, sólo respiro y paladeo. Y eso está bien.
Ya vendrá el invierno. No el bueno, ese que tanto me gusta, sino el negro. Soy la cigarra, canto. Y creo que eso debe ser así.
Porque cuando se está en este estado todo lo demás va rodado. Y lo que ayer eran piedras hoy apenas son el roce de unas matas en los tobillos. Que no hace que me pierda el paisaje, el río o el cielo.
Qué bien, qué bueno. Ojalá supiera cómo compartirlo. Abrir el tarro de la felicidad y darle a todos los que quiero.
En el fondo de la cabeza hay una vocecita que me avisa y recuerdo los “todo o nada” de B. y el balance de su dedo cuando lo explicaba. Me da miedo, claro.Pero aprendí que el miedo no va a decidir por mí ni una sola vez más .Porque si esto es el todo,ya sé qué es nada y puede que vuelva a ser una caída de infarto. Porque este entusiasmo me desborda hasta el punto de querer decirle al mundo cuánto aprecio a los que quiero, de comprar cosas que en realidad no necesito, de… ¿qué me está pasando?
Pero no quiero pensarlo. Soy la cigarra.
Y voy a cantar :-)