domingo, 27 de septiembre de 2009

LA INMORTALIDAD (como regalo de cumpleaños)



Nunca he tenido dioses

y tampoco sentí la despiadada

voluntad de los héroes.

Durante mucho tiempo estuvo libre

la silla de mi juez

y no esperé juicio

en el que rendir cuentas de mis días.


Decidido a vivir, busqué la sombra

capaz de recogerme los veranos

y la hoguera dispuesta

a llevarse el invierno por delante.

Pasé noches de guardia y de silencio,

no tuve prisa,

dejé cruzar la rueda de los años.

Estaba convencido

de que existir no tiene trascendencia

porque la luz es siempre fugitiva

sobre la oscuridad

un resplandor en medio del vacío.


Y de pronto en el bosque se encendieron los árboles

de las miradas insistentes,

el mar tuvo labios de arena

igual que las palabras dichas en un rincón,

el viento abrió sus manos

y los hoteles sus habitaciones.


Parecía la tierra más desnuda

porque la noche fue

como el vacío

un resplandor oscuro en medio de la luz.


Entonces comprendí que la inmortalidad

puede cobrarse por adelantado.

Una inmortalidad que no reside

en plazas con estatua

en nubes religiosas

o en la plastificada vanidad literaria,

llena de halagos homicidas

y murmullos de cóctel.

Es otra mi razón. Que no me lea

quien no haya nunca visto conmoverse la tierra

en medio de un abrazo.


La copa de cristal

que pusiste al revés sobre la mesa

guarda un tiempo de oro detenido.

Me basta con la vida para justificarme.

Y cuando me convoquen a declarar mis actos

aunque sólo me escuche una silla vacía

será firme mi voz.


No por lo que la muerte me prometa

sino por todo aquello que no podrá quitarme.







Luis García Montero

 
 
 
 
    Siento la tardanza...pero gracias.  ¿Lo ves? ¡¡¡ya está colgado!!!;)

No hay comentarios:

Publicar un comentario